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Foto del escritoriván sousa

Adiós a Ricardo Bofill. Un Arquitecto trabajador sobre el papel y en la Obra.

Actualizado: 2 abr 2023



La impecable carrera de Ricardo Bofill le ha hecho merecedor del título de uno de los Arquitectos más influyentes del mundo en la actualidad. Sus edificios, auténticas obras de arte, son motivo de inspiración para la vida y la Arquitectura, con formas surrealistas que se funden con las líneas de los espacios que los rodean.


Su Espacio, el que tanto le obsesionaba como buen Urbanista.


Natural de Barcelona, la carrera de Ricardo Bofill comenzó a sus 19 años de edad, contando en la actualidad con un amplio repertorio de edificios en todo el mundo que cuenta con su firma personal.

Desde sus comienzos destacó por sus ideas y por su capacidad de dirigir la ejecución de las mismas. No fue Arquitecto en sus proyectos iniciales, gracias al Franquismo que se encargó de destruir sus objetivos solo por hacer lo que siempre ha hecho; Destrozar vidas por no seguir su credo.

Posteriormente sus diseños, proyectos e investigaciones llegaron a convencer de que él era Arquitecto.

Tenía la edad y la clase social de las estrellas del 68, expulsado de la universidad franquista, terminando la carrera en un exilio dorado en Ginebra.

Desde su Taller de Arquitectura, la fábrica, puso lineas a sus creativas ideas.


No puedo dejar pasar uno de los temas que más humano le han echo. El EGO.

Su reconocimiento de su consumo y posterior perdón y pedagogía hacia un calificativo que llevó en la sangre durante muchos años, coincidientes de sus años de esplendor, pero que destruyó a lo largo de sus últimos años intentando abrir los ojos a la gran mayoría de los FUTUROS ARQUITECTOS que salen de las Escuelas de Arquitectura con charlas y conferencias por todas las Universidades del mundo. Por cierto, Escuelas, donde la figura de Ricarfdo Bofill estuvo censurada cual Franquismo, a lo largo de los años llegando incluso a nuestros días.

El ego.....

Para hacerle un buen homenaje por mi parte, ya que siempre me ha parecido un buen Arquitecto dada su capacidad de diseñar y de dirigir la ejecución de sus obras, voy a recordar sus 6 edificios más icónicos , y las características que los hacen tan especiales. La Muralla Roja, Calpe, Alicante


Mi preferida.

Conocida a nivel mundial como ‘La Muralla Roja’, la urbanización residencial de La Manzanera en Calpe es posiblemente uno de los edificios más fotografiados en redes sociales. Llama la atención sobre todo el color rosa chicle, celeste y rojo intenso, en contraste con el azul del mar y el cielo al fondo, pero cuando nos detenemos a analizar su estructura, es cuándo podemos valorar realmente el trabajo del arquitecto.


Una geometría de líneas rectas que rozan la perfección, de una sencillez analizada al detalle, que se funde con el entorno natural que lo rodea. Este pequeño espacio tomó su inspiración en los edificios de adobe de África, para lograr una estética única en el mundo.


W Hotel, Barcelona


¿Sabías que el Hotel W Barcelona es obra de Bofill? A orillas del mar Mediterráneo, en la playa de la Barceloneta, es otro de los edificios más fotografiados por turistas y locales. Tiene forma de vela de barco, con una estructura de cristal que se funde perfectamente con el reflejo azul del mar y el cielo, sencillo por fuera, pero repleto de detalles en cada una de sus habitaciones y espacios interiores. Les Espaces d’Abraxas, Francia


Ricardo Bofill cuenta con varias obras de arte en el país vecino. Una de las más impresionantes es la que encontramos en la Ville Nouvelle de Marne-la Vallée, un espacio multidisciplinar que aúna el palacio, el teatro, y un arco en el patio central, que une todos los edificios para hacerlos uno solo. Mezcla de estilos barrocos y mediterráneos, este diseño es fruto del más puro modernismo que nos traslada directamente al mundo antiguo. Pasear por el anfiteatro de estilo griego es toda una experiencia para los visitantes, que describen este lugar con una solemnidad que quita la respiración.


Palacio Aoyama, Tokio, Japón

En pleno centro de la capital nipona, encontramos otra de las obras cúlmen del arquitecto internacional. Consiste en una torre de 13 plantas, que resalta entre los edificios contiguos, por su elegancia y por la estética tan diferente que presenta.

El Palacio Aoyama no es un palacio de por sí, pero podría serlo. Consiste en un edificio de viviendas y locales de lujo, así como oficinas que tienen unas vistas privilegiadas hacia la ciudad. Sobre todo destaca la belleza de su patio interior, que es como trasladarse a otro mundo totalmente diferente sin tener que salir de Tokio.


Université Mohammed VI Polytechnique, Marruecos


La estética de los edificios marroquíes es propia de la gran mayoría de obras arquitectónicas de Bofill. Uno de los edificios principales de la Universidad de Marrakech está diseñada también por el arquitecto catalán, capaz de camuflarse entre los edificios típicos del país, pero con detalles que lo hacen único.

De líneas rectas, ventanas verticales kilométricas, y patios en su interior que guardan la sombra del calor del desierto marroquí, cada uno de los detalles de este edificio está cuidado para hacerlo una auténtica obra de arte, funcional y atemporal.


La Fábrica, Barcelona Otros edificios firmados por Ricardo Bofill son la T1 del aeropuerto de El Prat, en Barcelona, el nuevo Teatro Nacional de Cataluña, la renovación del Camp Nou, el edificio Walden 7 y el Castillo de Kafka, ambos en Barcelona. Pero si hay uno que merece la pena destacar entre todos ellos, es el edificio que sirve de estudio para el arquitecto, conocido como La Fábrica.



Una antigua fábrica de cemento que fue reconstruida por Ricardo Bofill desde 1973, y que hasta hoy en día albergaba su principal residencia, es considerada por el propio autor como su obra brutalista que siempre estará inacabada, según explicaba el propio arquitecto.

"Encontramos enormes silos, una chimenea, cuatro kilómetros de galerías subterráneas, salas de máquinas en buen estado… Esto ocurría en 1973 y fue nuestro primer encuentro con la Fábrica de cemento.

La Fábrica de cemento, que data del primer período de la industrialización de Cataluña, se construyó en diferentes etapas, con una serie de ampliaciones a medida que las distintas cadenas de producción lo requerían. El resultado formal estaba definido por una serie de elementos estratificados, un proceso heredado de la arquitectura vernácula aplicado a la industria.

Recorrimos la Fábrica con una visión caleidoscópica, imaginando futuros espacios y descubriendo que en ese lugar coexistían los distintos movimientos artísticos y visuales que se habían desarrollado desde la Primera Guerra Mundial.

  • El Surrealismo, en sus escaleras paradójicas que no conducen a ningún sitio; la absurdidad de algunos elementos colgando sobre espacios vacíos; enormes espacios inútiles de proporciones extrañas, pero mágicos por su tensión y falta de proporción.

  • Abstracción en sus volúmenes puros, que aparecen muchas veces rotos y brutos.

  • Brutalismo en el tratamiento abrupto y las cualidades escultóricas de los materiales.

Seducidos por las contradicciones y la ambigüedad del lugar, decidimos quedarnos con la fábrica, y modificando su brutalidad original, esculpirla como una obra de arte.

El resultado demuestra que la forma y la función deben disociarse; en este caso, la función no creó la forma; contrariamente se demostró que cualquier espacio puede adaptarse al uso que el arquitecto elija si es lo suficientemente hábil.

Actualmente aquí vivo y trabajo mejor que en cualquier otro lugar. Este es para mí el único sitio donde puedo concentrarme y asociar ideas de la manera más abstracta.

Tengo la impresión de vivir en un universo cerrado que me protege del mundo exterior y el día a día. La Fábrica es un lugar de trabajo por excelencia. Aquí la vida transcurre como una secuencia continua, con muy poca diferencia entre el trabajo y el ocio.

Tengo la impresión de vivir en el mismo entorno que originó la Revolución Industrial en Cataluña".

Ricardo Bofill


La Catedral

Como parte del creativo proyecto de transformación y adaptación de la fábrica de cemento, la zona de elaboración se transformó en una sala de conferencias y exposición de dimensiones generosas con alturas de suelo a techo de 10 metros.

Las paredes brutas de cemento ligeramente oxidadas conservan la estética industrial y su calidad espacial, como la memoria del anterior uso del edificio.

La intervención arquitectónica en La Catedral es mínima pero estéticamente y visualmente contundente, con muy pocos elementos de mobiliario contemporáneo diseñados por Taller Design: una mesa de conferencias de madera y acero, un sofá negro de piel, sillas y sillones de línea depurada, una mesa auxiliar de vidrio y acero y una mesa de reunión más pequeña bajo las enormes tolvas.



El Estudio

El estudio está situado en los silos de la fábrica, en las cuatro plantas conectadas por una escalera espiral.

Reflejo de la cultura de RBTA, la distribución funcional del espacio fomenta el trabajo en equipo y asegura un ambiente óptimo para la concentración individual y la creatividad.

El despacho de Ricardo Bofill en la primera planta es un espacio minimalista, con techos de 4 metros y paredes y moqueta blanca.

El espacio de trabajo es abierto, luminoso y espacioso, inundado de luz natural a través de las ventanas que dan a los jardines. El mobiliario fue especialmente diseñado por RBTA con la excepción de las sillas vintage Thonet.

Las galerías subterráneas contienen el taller de maquetas y las salas de archivo.

Las puertas, ventanas y elementos decorativos son una clara referencia a la arquitectura culta e histórica, en contraste con lo que podría considerarse el carácter vernáculo de la fábrica original.



Los Jardines

Una vez definidos los espacios, limpios de cemento, era necesario proveer de una base verde a los volúmenes que se conservaron; la vegetación escala los muros y se descuelga del techo.

El terreno, cubierto en su mayoría por césped, está rodeado por grupos de eucaliptos, palmeras, olivos, prunus y plantas trepadoras que envuelven los muros de hormigón visto, dando al edificio una apariencia misteriosa de ruina romántica que lo hace único e irrepetible.



Y por último la vivienda donde ha pasado sus últimos días protegido del mundanal ruído que lo desconcentraba dada la belleza que le rodeaba y que él mismo diseñço, restauró y construyó.

Se rodeó de multiples disciplinas para darle orden y sentido a la planificación de lo que realmente es eficiente.



Muere uno de los Arquitectos y Urbanistas más incomprendidos de la escala actual constructiva.

Su Taller de Arquitectura se queda huérfano del Padre de una pasión a la que me uní hace ahora 25 años en plena carrera de Aparejadores.


Descanse en paz...y muchas gracias Ricardo por todo.

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