Las aguas subterráneas son la gran reserva de nuestro planeta. Un recurso vital para millones de personas, en todo el año. De ella depende el suministro de grandes ciudades y zonas rurales y más de la tercera parte del riego.
Su aprovechamiento ha tenido un aumento importante en las últimas décadas y ha sido un factor clave para el desarrollo de muchos países pero la sociedad tiene planteados una serie de retos importantes, en relación con las aguas subterráneas, que hoy por hoy constituyen una fuente de agua dulce fundamental para el sostenimiento de la vida en la Tierra.
Para la protección de la calidad del agua y la implantación de las directivas europeas y de la gestión de los acuíferos se encarga en nuestro país IGME el Instituto Geológico y Minero de España.
Según sus datos aproximadamente el 95% del agua disponible en el planeta es agua subterránea. Para la mayoría de la gente vivimos en un Planeta que solo tiene dos dimensiones; el ancho y el largo, la dimensión vertical y la profundidad del subsuelo es una dimensión que se ignora habitualmente. Lo que hay por debajo de nuestros pies no se conoce bien y cuando uno multiplica esa capa superior de la tierra por la enorme extensión de los continentes el volumen que sale de agua es muchísimo más grande que los océanos, muchísimo más grande que los lagos, muchísimo más grande que los ríos y muchísimo más grande que los glaciares, incluido la Antártida.
Los abastecimientos urbanos, en la industria, los regadíos dependen en gran medida de esta gran reserva, de este gran tesoro que encontramos en el subsuelo que hay que cuidar y proteger como sea.
Los acuíferos que significan precisamente eso, transmitir dejar pasar un material que permite que el agua fluya a su a su través, son extraordinariamente importantes porque de nada serviría que el agua subterránea estuviera ahí pero que no la pudiéramos recuperar, si el agua no pudiera conectarse entre los poros y salir al exterior y dejar transmitir.
Es un circuito, es un banco que no solamente tiene salidas sino también tiene entradas.
Si fuera un banco solamente con salida tarde o temprano se agotaría.
El agua superficial y el agua subterránea son dos caras de la misma moneda y es lo que se llama el ciclo del agua o el ciclo hidrológico.
En la penúltima Ley de aguas Españolas se consideraban diferentes el agua subterránea y el agua superficial, se pensaba que el agua subterránea era otra cosa que estaba ahí y el propietario de un predio o de un solar podía utilizar el agua con independencia de lo que pasara en la superficie.
A día de hoy sabemos, desde el punto de vista científico y también desde el punto de vista normativo, a partir de la ley de agua del año 1985, recoge que las aguas subterráneas y las aguas superficiales son lo mismo.
Pero por lo que el IGME explica en sus diarios técnicos, en el interior de una acuífero el agua mantiene una actividad constante.
Efectivamente así es. El agua es un elemento muy dinámico, en realidad es el compuesto más dinámico que hay en la naturaleza.
El agua es un reactivo universal, se mezcla con todo. Como buen fluido puede estar en estado gaseoso, en el estado líquido y sólido y está continuamente en movimiento.
El agua subterránea no es una excepción. Se mueve e infiltra circuitos y a veces se estanca relativamente un tiempo, luego vuelve a salir. En ese tiempo interacciona con los minerales que conforman esas rocas, adquiere unas propiedades químicas determinadas y finalmente puede precipitar alguno de estos elementos.
Es algo súper dinámico. También interacciona con toda los elementos microbiológicos que hay en el en el subsuelo, en definitiva, no es una foto fija la que tenemos de los acuíferos sino que hay que actualizarlos continuamente.
Su conocimiento, por parte inclusive de la Ley, obliga a los planes hidrológicos de las juntas hidrográficas a que cada cierto tiempo se tengan que actualizar el conocimiento y a saber cómo están porque la calidad del agua y la contaminación a la que se van a ser sometidas normalmente el agua de los acuíferos subterráneos es válida para el consumo humano.
Lo habitual es que la mayoría o la mayor parte del agua subterránea sea perfectamente utilizable por la naturaleza, dando los bienes y servicios que produce cualquier tipo de activo natural y como también por el hombre y por cualquier otro uso que que se quiera disponer de ella. Digo por lo general porque dependiendo del tipo de acuífero, del tipo de roca y las características de esa roca el agua es diferente.
El agua tiene lo que llamamos una marca química que depende mucho de por dónde pasa, si pasa por rocas de tipo calizo (agua carbonatada), por rocas yesíferas pues es un agua que tendrá sulfatos y que tendrá peor sabor y posiblemente para ciertos usos no puede ser utilizada si pasa por alguna roca de tipo salino como puede ser la cloruro sódico, pues seguramente será con agua inservible afortunadamente la minoría es de este tipo de agua.
La mayor parte del agua, el 91%, es del primer tipo.
Todas las actividades humanas tienen sus consecuencias. Contaminamos los acuíferos, desgraciadamente lo hacemos así en muchos de los recursos ya que están sometidos a una serie de presiones.
En el agua subterránea, como la conciencia social no ve esa potencial contaminación ya que lo que se ve son vertederos con residuos sólidos en superficie y todos sabemos por los que están creados.
Respecto a el interior de la tierra, al no verse a simple vista, pasa muy desapercibido y es un error.
La contaminación de aguas subterráneas y acuíferos ha generado y aun hoy genera un impacto muy fuerte que se intenta que no pase.
La sociedad cada vez más pone técnicas que no recursos, las administraciones controles para que la contaminación superficial no pase y cada vez se está más concienciado para que los impactos que se ven en la superficie acaben minimizando o evitando que ocurran pero desgraciadamente los impactos que no se ven no significa que no existan están ahí.
Ese vertedero si no se controlan los lixiviados que van a su suelo al final van a acabar contaminando las aguas subterráneas y eso ocurre en muchas actividades.
Hay muchos casos de contaminación o dañado de acuíferos por agentes externos. Todas las actividades que se producen en las áreas de recarga, al final van a acabar influyendo en la calidad de las aguas subterráneas. Afortunadamente entre la superficie y las aguas subterráneas o acuíferos hay una capa profunda de terreno entre cuyas funciones está la de FILTROS.
Hay una zona que se denomina zona no saturada del suelo que puede tener desde algunos metros hasta miles, donde el suelo hace de filtro de esos contaminantes.
El agua que se infiltra circula ahí verticalmente, no satura completamente el terreno va circulando y va intercambiando parte de los contaminantes con el terreno. A veces se fijan en el terreno o aportan elementos que hacen que se transformen en elementos no contaminantes, de tal manera que una gran parte de la carga contaminante se queda en el suelo y no llega las aguas subterráneas.
La importancia de los acuíferos para el consumo humano es muy importante, para el regadío, para la agricultura. La agricultura es una de las grandes beneficiadas de las aguas subterráneas ya que las que se utilizan para regadío son infinitamente más productivas que las aguas superficiales, es decir, que aquellos cultivos que se riegan con agua subterráneas son más rentables, dada la filosofía de la cultura del regadío.
El agricultor paga algo del coste del agua, aunque sea la elevación, en el pozo o la construcción del propio pozo o del sondeo la energía que utiliza para ello. De tal manera que la eficiencia en la utilización del agua es mucho mayor que cuando ello el agua le viene directamente de un canal o de un embalse, y normalmente suelen ser menos eficientes.
Todo el estudio de los recursos subterráneos de agua se han realizado durante años en el instituto geológico y minero.
Desde el año 1905 el gobierno de entonces decretó mediante un Real decreto que el instituto geológico hiciera un estudio sistemático de las aguas subterráneas en las diferentes cuencas hidrológicas. Ese, digamos, fue el punto de salida para toda una labor que se viene realizando desde hace ya 110 años de estudio de las aguas subterráneas.
En realidad como organismo público de investigación hace esos estudios e investigaciones pero lo que se intenta hacer es dar apoyo a quien tiene la competencia para que se gestionen adecuadamente las aguas subterráneas y las superficiales que son los organismos de cuenca o también llamados Confederaciones Hidrográficas.
Estos son los organismos que realmente tienen la tutela y frente a las necesidades técnicas y científicas que tienen el IGME intenta dar cobertura a esas necesidades.
Dada la importancia presente y futura de este recurso, del agua subterránea, es importante hacer hincapié en la educación ambiental.
La parte de educación ambiental relacionada con las aguas subterráneas es un tema fundamental, es un tema básico y el IGME lleva más de 20 años dedicando el esfuerzo muy importante y muchos recursos a este asunto. Por una razón muy sencilla, con el reciente en noticia del cambio climático aunque antiguo campo de labranza humana para que se produzca, el agua subterránea está a expensas de la producción de petroleo con técnicas no muy recomendables.
Aguantando la contaminación concupiscente de la técnica del Fracking y del calor del efecto invernadero el terreno que hay entre la superficie y los acuíferos está siendo colonizado por situaciones de evaporación instantánea dejando seco el filtro que al no funcionar va perdiendo eficiencia de funcionamiento no pudiendo filtrar como se querría y se venía filtrando hasta ahora.
Toda la concienciación del medioambiente es también expresable en los acuíferos y aguas subterráneas que nos abastecen la necesidad vital de refrescarnos y nutrirnos del bien preciado intentando divulgar la importancia de conocer respetar y conservar el agua.
Comments