Marco Vitruvio definió la arquitectura, hace más de dos mil años, como sólida y bella. Sin embargo las ideas sobre los espacios que habitamos y la forma en que interactuamos con ellos se han transformado radicalmente desde entonces, dando lugar a distintos estilos.
Desde la arquitectura clásica hasta llegar a la ruptura con la tradición que abrió la posibilidad de experimentar con inspiraciones como la naturaleza, el futuro o los movimientos de un momento histórico. Los arquitectos y sus obras son un reflejo único de cada época que no solo deja constancia de estilos de diseño y construcción sino de la concepción del ser humano a través del tiempo.
La crisis sanitaria del COVID ha puesto de manifiesto la importancia del papel que juega la arquitectura en nuestra salud. La forma en la que habitamos nuestras casas, la tipología, la flexibilidad, la acústica o el control térmico de nuestras viviendas, han hablado por sí mismo de la calidad del espacio construido. La arquitectura ha sido siempre un instrumento capaz de dar respuesta a los ciudadanos, es por ello que tiene que tener la capacidad de adaptación para responder a las necesidades actuales y ofrecer espacios de calidad.
La arquitectura Española es un referente a nivel internacional y por ello debe tener un papel protagonista en la reivindicación y defensa de la trascendencia cultural y social, debe ser capaz de generar una mayor conciencia pública sobre su valor prestando especial atención a los jóvenes arquitectos refrescados por la necesidad ambiental y no tanto por la necesidad de estrellas mediáticas basadas en la Arquitectura de Arquitecto, que tanto pueden aportar a este proceso de transformación social que vivimos.
En enero de 2018 los Ministros de cultura Europeos firmaron la declaración de Davos que emplazó a convertir el fomento de un alto nivel de calidad arquitectónica en una obligación comunitaria de derecho material. Se define aquí la arquitectura de calidad no sólo por la estética y la funcionalidad sino también por su contribución a la calidad de vida y al desarrollo sostenible de nuestras ciudades y zonas rurales.
Francia y Lituania aprobaron sus leyes de arquitectura en 2016 y 2017, Italia está elaborando la suya y España también está asumiendo el reto desde la Dirección General de Agenda Urbana y Arquitectura del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agencia Urbana.
Están trabajando en la primera Ley Nacional de Arquitectura y calidad del entorno construido.
Es es muy importante este dato de la crisis sanitaria pasada y que actualmente seguimos pasando y el hecho de que nos ha hecho reflexionar sobre algunos aspectos que quizás antes no éramos tan conscientes. De alguna manera nos hemos hecho todos más críticos con nuestro entorno construido, con nuestras viviendas, sobre todo cuando nos hemos visto obligados a permanecer más tiempo del que estamos habituados en los lugares que antes era un mero lugar de protección y pernocte.
Nos hemos visto obligados a transformarlas en oficinas o en aulas improvisadas para los niños o en espacios de ocio y hemos empezado anular cuestiones que hasta entonces pasaban más desapercibidas. De como, por ejemplo, hemos empezado a valorar la capacidad de transformación de nuestras viviendas, hemos empezado a valorar más el espacio, cuestiones de confort vinculados al confort acústico y confort térmico, la iluminación natural, tener pequeños espacios-balcones o espacios en exteriores donde poder mantener una mínima relación social durante los momentos del confinamiento.
En definitiva, hemos comprobado que la calidad del espacio construido influye directamente en la salud mental y física de las personas y contar contar con ello como algo que afecta muy directamente a la calidad de vida es esencial tanto desde un punto de vista personal como profesional.
Desde el Ministerio están convencidos que nos encontramos ante un momento histórico ante el que es necesario una reflexión profunda respecto a los retos urbanos a los que nos queremos enfrentar como sociedad.
La calidad de la arquitectura y el entorno construido ha demostrado influir de una manera muy directa en la manera tan desigual con la que la pandemia ha afectado a nuestras ciudades y a sus habitantes, por lo que uno de los objetivos fundamentales de esta Ley es defender la calidad y la arquitectura y el entorno construido como un bien de interés general.
Palabras del Ministerio al respecto de estas aseveraciones lógicas del cambio generacional de la vida en las ciudades.
" Desde la dirección general de la agenda urbana y arquitectura queremos hacer una puesta firme acerca de los valores que queremos comunicar a la sociedad. Los valores de la arquitectura a la ciudadanía para que puedan comprender, interiorizar y poner en valor y demandar una arquitectura de calidad como un derecho para el desarrollo Social y el bienestar.
Además quiero destacar que esta ley no se trata de una norma para los arquitectos sino que tiene como una de sus objetivos el promover la colaboración interdisciplinar entre los distintos profesionales implicados en la arquitectura; Arquitectos, Ingenieros, Técnicos Superiores pero también Economistas, Sociólogos, Abogados entre otros entendiendo la arquitectura como una disciplina que engloba el justo equilibrio entre los aspectos culturales, sociales, económicos, ambientales y técnicos para el bien común".
Iñaki carnicero, Director general de Arquitectura y agenda urbana.
Llegar a un buen puerto. Un puerto de convivencia, equilibrio y sostenibilidad en función de la manera de vivir que tenemos en el Planeta, respetándonos y respetando el Medio que nos da cobijo, comida y protección es la manera con la que todos podemos diseñar ciudades limpias y sanitariamente eficientes.
Diseñar y coordinar procesos innovadores de regeneración urbana y mejora del territorio en colaboración con comunidades y administraciones locales a través del trabajo diario que promueva la innovación social y la creatividad ciudadana con el propósito de favorecer una cultura de la participación que contribuya al cuidado y a la mejora del entorno.
Diseñar un plan de acción ante la nueva era de la industrialización, las nuevas tecnologías y la adaptación de la Arquitectura a ciudades inteligentes y sostenibles hace que nos rodeemos de una red multidisciplinar de personas que aporten eficientemente su granito de arena vital para poder llegar a objetivos marcados de construcción y dejar la destrucción pasada enterrada y bien enterrada.
Todos tenemos algo que decir y por ello esa relación multidisciplinar se lleva a cabo con personas provenientes del mundo de la arquitectura y el urbanismo, las ciencias sociales, la comunicación y la pedagogía gracias a un enfoque transdisciplinar apoyado en el trabajo y aportando una visión amplia en red que complementan las capacidades que requieren cada uno de los proyectos de mejora urbana.
La ciudad dentro de casa, para fraseando a Gorka Rodríguez donde podemos introducirnos dentro de todo lo doméstico.
La ciudad dentro de casa es una visión ontológica de las dimensiones de vida dentro de la vida que tenemos en este planeta, la vida en la calle y la vida en nuestras viviendas.
Vida que desde hace bien poco se ha amplificado pudiendo encontrar un nivel similar a la vida en la calle.
Es cierto que la acumulación de horas en nuestras casas de manera forzada ha generado un desahogo veraniego de salidas incontroladas pero la casa se ha convertido en más que nuestro lugar de pernocte.
Estamos en un momento en el que puede que volvamos de nuevo a meses atrás donde el el espacio habitable se redujo a lo doméstico, al espacio prácticamente como única ciudad personalizada.
Nuestras relaciones sociales y físicas se reducían a lo que compartíamos en la casa.
Perdimos la calle, no en gran medida para incluir dentro de casa todas esas actividades que antes cotidianamente realizamos fuera. La ciudad se nos coló dentro de casa. Y eso entiendo que requiere de una reflexión profunda sobre lo que es lo doméstico, cómo están diseñadas nuestras viviendas, nuestras casas. Qué relación se establece entre la vivienda y el espacio físico. Cómo podemos poner en valor ahora también el espacio público, la calle. Cuándo hemos visto lo que hemos perdido y cuándo lo hemos recuperado.
Cuando hemos vuelto a hacer un uso intensivo de ese espacio hemos visto que tenía muchas carencias y sobre todas esas cuestiones se tiene que tratar a partir de ahora porque de hecho nos ha afectado tanto el enfoque de esta nueva realidad que irremediablemente es un tema de conversación de todos en cualquier lugar, en cualquier momento.
Al igual que tenemos un modelo económico que crece de manera vertical, las ciudades y los espacios públicos también crecen de esa manera.
Con el confinamiento nos hemos dado cuenta y hemos puesto en valor el crecimiento en horizontal, los espacios verdes, el poder contar con un pequeño patio, un jardín, una ventana al aire libre.
El hecho de que los espacios verdes pasaran a ser lugares secundarios, sin importancia pre-pandemia ahora los espacios verdes han crecido sobre todo en zonas nuevas.
Las zonas de los cascos históricos siguen siendo lugares escasos, y con un sentido de no esparcimiento y eso es un error.
Poder disfrutar de cierta naturaleza es la clave de bóveda para darle un nuevo enfoque sostenible a nuestras viviendas.
Los balcones se han convertido en pequeños huertos urbanos, en pequeños jardines.
Debemos volver. Una vuelta a la naturaleza, volver a establecer prioridades y sobre todo esa relación entre naturaleza y espacio construido y claro que nos hemos dado cuenta de lo importante que es que las ciudades sean compactas; por una parte que tengamos todo lo necesario para la vida cotidiana cerca, esa idea de descentralizar un poco la ciudad y que realmente en todos los barrios un poco a hilo de esa idea de Anne Hidalgo, alcaldesa de París, de tenerlo todo en un radio cercano. Promoviendo un desarrollo urbano, una planificación urbana donde en 15 minutos andando o en bicicleta tengamos acceso a todos los servicios y todas los requerimientos, todos los recursos que necesitamos para hacer la vida cotidiana e integrar ahí también la naturaleza.
Hasta ahora habíamos perdido ese contacto con la naturaleza, espacios verdes y ahora nos damos cuenta de lo necesario que son para respirar, para tener alimentos ya que esos espacios verdes pueden ser espacios productivos ¿ por qué no? e incluso dentro de casa, de que forma también podemos habitar rodeados de la naturaleza. Balcones, terrazas, espacios comunitarios donde también tenemos que integrar lo verde y la naturaleza.
Además es que esto no es nada nuevo.
Le Corbusier como el Arquitecto de los interiores relacionados con la naturaleza, su manera de proyectar con comunidades autosuficientes en las que todo estaba integrado dentro de esos edificios.
Casa Curutchet, Le Corbusier - Argentina.
Lo que hemos visto que pasó desapercibido e inclusive criticado hasta la saciedad en un momento donde la Arquitectura de autor, minimalista, brutalista, tecnológica rebasaba la opinión pública y donde no llegó a cuajar del todo. No sé, no sé muy bien por qué o qué tipo de diseño se debería de afrontar para que eso fuera una realidad.
Creo humildemente que no debemos de pensar en el edificio como unidad mínima autosuficiente sino que debemos de ocupar el espacio vacío con edificios autosuficientes llevando un poco más allá la idea para expandirla a barrios y prácticamente comunidades autosuficientes para formar Municipios y Ciudades sanos interconectados y compactos.
Relacionarnos con el resto de edificios y con el resto de comunidades, generando comercio de proximidad, generando espacios verdes con una buena movilidad con el centro de la ciudad y con el resto de los barrios.
Por ejemplo en España como en otras partes de del mundo, sigue habiendo zonas escasamente pobladas o zonas vacías, cuando en estos momentos hay mucha gente que lo reivindicaría. Estamos volviendo ahora a los procesos migratorios inversos.
Abogamos por una visión de ciudad diferente, sana, viable, silenciosa, verde, limpia y saludable y muy conectada.
Pero la visión de la España vaciada también es un objetivo al que dar solución.
Antes toda la gente se movía al centro de la ciudad, claro que el modelo productivo era diferente y el contexto social y temporal era distinto.
Pero se ha descubierto, tarde a mi entender, que en la naturaleza, en la periferia, en esos entornos rurales que antes abandonábamos puede estar la solución para muchas personas.
Se habla mucho de la España vacía, realmente hay una posibilidad de estar conectado y hoy en día con las nuevas tecnologías de comunicación podemos conectarnos con lugares no excesivamente alejados de los núcleos urbanos de forma que también podemos establecer una vida cierta académica, profesional y comunicada, limpia y tranquila frente a los que prefieren la ciudad como manera de vivir transformada, silenciosa, verde, limpia y compacta.
Con una normalidad para trabajar y para vivir en armonía con la naturaleza y con el medio natural.
Ya lo estamos viendo en algunos lugares de África donde los centros urbanos se están vaciando de todos esos espacios estimulantes que se generaban en torno a la cultura, a los espacios relacionales. Las clases más pudientes se van retrayendo un poco hacia la periferia en busca de ese contacto con la naturaleza, ese espacio donde poder salir a la calle pasear disfrutar y tener una una mayor calma.
También sociológicamente podemos observar como la cultura de alguna forma se está trasladando a los espacios tecnológicos y que de alguna forma también se puede hacer cultura y se puede ir generando un entorno cultural y artístico muy interesante en torno a la periferia.
Se pueden hacer ambas cosas pero cada una con su función eficiente.
No es cuestión de hacer todo en la periferia para que incluso los que viven en ciudades vayan a la periferia a disfrutar con lo que ello conlleva de desplazamientos masivos, gasto de energía y contaminación de CO2 a la atmósfera.
Y viceversa tampoco.
Hay que diversificar y sacar eficientemente ambas propuestas por igual para cada tipo de ciudadano.
En definitiva es como buscar un equilibrio.
Como un equilibrio entre la Arquitectura y la música.
Estaciones artísticas entrelazadas.
Si para Beethoven la música era una arquitectura de sonidos y para Goethe la arquitectura era música congelada, quizás porque ambas están abiertas a infinitas interpretaciones personales, para nosotros la experiencia no debe ser única sino diversa y colaborativa, si condicionada por nuestra propia historia personal, nuestra memoria y nuestra personalidad.
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