Los que buscamos la visión vital de dibujar, construir y vivir entre, con y compartiendo con la naturaleza este camino vital no podemos sino rendirnos ante la Arquitecta Lina Bo Bardi dentro de ese movimiento Moderno hito de la Arquitectura, con tantos maestros ( Le Corbusier, Wright, Mies) y con tantas sombras pero algún que otro claro....como esta casa.
Fue construida en 1951 por la arquitecta brasileña Lina Bo Bardi, como ya he mencionado, tan solo tres años después de que el famoso Arquitecto Philip Johnson construyera su conocida “Glass house”. Un mismo material con un resultado muy diferente.
Pero con un objetivo descubierto para dar paso a la luz y a la naturaleza como entorno perfecto en las moradas de esta especie tan caótica como la humana.
la Casa de Vidrio de Lina Bo Bardi fue construida sobre un terreno con fuerte pendiente y su acceso se realiza a través una rampa que se adentra en el interior de un bosque de Pilotis. En contraposición con esta pieza ligera de vidrio, liviana y con grandes visuales se encuentran unos muros de hormigón que se introducen en el terreno, una parte maciza que marca un fuerte carácter de intimidad y con esa exégesis del biotopo de Wright. Las viviendas que salen del terreno para absorber la luz solar. Todo sale y entra en la naturaleza.
Somos naturaleza.
Por desgracia, después de este descubrimiento filosófico-arquitectónico que el movimiento moderno fabricó vinieron las sombras de la tecnología para volver a retroceder siglos en avance del kernel de las moradas humanas...ya me entendéis.
Dado que no todos podemos vivir en casas, en unos entornos tan agrestes, las trasposiciones del siglo XXI de las rehabilitaciones energéticas y de la Arquitectura Biofílica pueden, de una manera muy sencilla, mínima pero acertada, copiar esta esencia tan transparente y sana.
¿Por qué sana y transparente?..
La primera planta es totalmente libre y tan solo existe una escultórica escalera que conduce a la segunda planta son sus tres fachadas de vidrio que se organiza en torno a un patio que llena de luz, ventilación y naturaleza a esta espectacular vivienda.
Inicialmente la casa estaba aislada en el terreno y la vegetación era escasa debido a las nuevas construcciones. Pero en pocos años, según tenía previsto la autor, la casa se planteó como un organismo en trasformación, fue totalmente tragada por la naturaleza. Es lo que tiene la dejadez de la mano humana.
La arquitecta supo ver el gran potencial que había en el terreno y estableció una relación con el entorno planteando una planta baja totalmente libre que se relaciona directamente con la naturaleza y parte de esta.
El segundo nivel es la zona social que muestra las grandes visuales de sus tres paredes totalmente acristaladas de suelo a techo. De este modo el usuario puede adueñarse de esta vista infinita de la naturaleza y hacerla parte del conjunto arquitectónico. Sin duda una de las máximas cualidades de este proyecto.
Si analizamos en profundidad el diseño de viviendas unifamiliares actuales con las que emanaron de la base del modernismo arquitectónico podemos observar el mantenimiento de esa esencia pero con un perfil más tecnificado gracias a la utilización de materiales más variados y fuertes, lo que le añade una cura para resistir más tiempo...
No todo el mundo puede, desgraciadamente en este sistema mal montado y estructurado en el que nos han obligado a vivir, vivir en casas abiertas a la naturaleza pero el que pueda que busque la esencia...su esencia.
Sin duda.
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