El diseño crea cultura la cultura, moldea valores y los valores determinan el futuro.
Para atribuirle a un diseño ciertas características es necesario el manejo de un lenguaje basado en conceptos, más que en definiciones.
Una obra diseñada puede tener uno o varios atributos interactuando entre ellos para alcanzar un objetivo.
Una música se compone de tres elementos fundamentales que son el ritmo,la melodía y la armonía. Esto lo podemos llevar también Arquitectura.
Beethoven decía que la Arquitectura es una música de piedras y la Música es una Arquitectura de sonidos y notas.
Muchos de los grandes exponentes de la arquitectura tienden a considerar un edificio como un organismo donde se mezclan de manera armoniosa la estructura con la función y la estética, en este orden de ideas, resulta curiosa y llamativa a la par que interesante para la fusión con lo anterior.
Todo esto lo tenemos en un Edificio que si no fuera por las marquesinas anunciantes de espectáculos pasaría desapercibido para la gran mayoría de viandantes de la ciudad de Madrid.
Ya no levantamos la cabeza para observar, mirar y reflexionar y menos en la actualidad con la sociedad tan tecnificada que han producido y a la que hemos llegado todos.
El edificio Coliseum es un edificio de la ciudad española de Madrid, ubicado en el número 78 de la calle Gran Vía, en su último tramo.
En el recién inaugurado tercer tramo de la Gran Vía, conocida en esos momentos como avenida de Eduardo Dato, se construiría en los primeros años 30 uno de los mejores teatros de la capital que además ofrecía el servicio de cinematógrafo y sala de conciertos.
El solar que tenía 18 metros escasos de fachada a la Gran Vía se desarrollaba como un largo corredor de 32 metros, hasta desembocar en un espacio de forma trapezoidal que se afilaba en su parte más profunda y con fachadas a las calles posteriores del General Mitre con 46,20 metros de fachada y otros 19,65 a la calle de San Ignacio.
La sala de espectáculos por lo tanto, iba a estar inserta en un edificio con fachada a la Gran Vía que serviría de entrada principal y donde se configurarían sus amplios vestíbulos, mientras que el patio de butacas y demás servicios quedaban en la parte posterior lo cual les dotaban de accesos y salidas de urgencia a las calles posteriores.
El famoso compositor español Don Jacinto Guerrero propietario del solar, encomendó la construcción del edificio a los ya afamados Arquitectos D. Pedro Muguruza y D. Casto Fernández Shaw que realizarían un proyecto impecable.
Se construyeron en el solar dos edificios de viviendas además del teatro, uno de lujo con entrada desde el Paseo de Eduardo Dato y otro más sencillo en la calle posterior del General Mitre, conformándose además en los sótanos del primero, una sala de baile. El edificio se construyó enteramente con estructura de hormigón armado; el inmueble de viviendas se elevó en diez alturas mientras que el teatro contaba con patio, entresuelo y principal con un aforo total de 1.740 localidades.
Edificio Coliseum o más bien dicho el Teatro Coliseum ya que primero fue el teatro y luego llegó el Edificio en sí.
La memoria del teatro Coliseum de Madrid, con ese Edificio tan singular y curioso en la Arquitectura de la Gran Vía madrileña, incluso de la propia Arquitectura de toda la ciudad cuya ubicación ya se extraña dado que se encuentra en el último tramo de la Gran Vía tiene una fachada muy pequeña y por lo tanto como ya he dicho anteriormente si no fuera por la marquesina que nos está anunciando continuamente los musicales que se están haciendo allí quizá pasaríamos desapercibidos. No nos daríamos cuenta de que existe un edificio que encierra tantísimas cosas.
El Edificio es interesante desde muchos puntos de vista pero es el Arquitectónico y cultural el que marcan la franja de interés.
Un punto de vista técnico por las innovaciones técnicas que introducen en la época.
Se empieza a construir en el año 1931 y es en el año 1932 cuando se inaugura.
Edificio singular en el sentido de que al margen de su propuesta estética, que es muy arriesgada que es muy vanguardista que corre de la mano de uno de los Arquitectos futuristas de la Arquitectura española cómo es Casto Fernández-Shaw en asociación con Pedro Muguruza, es un edificio que plantea cuestiones muy interesantes.
Una de las más importantes es por ejemplo el sentido cosmopolita que tiene Madrid en la década de los años 20. En la década de los años 30 se asocia con el afán empresarial y pionero de un compositor como Jacinto Guerrero no es desde luego ni muchísimo menos habitual que un compositor construya un teatro para la interpretación de sus obras y el de las obras de sus colegas.
Caso absolutamente único en la historia española.
Se conjuga con un afán vanguardista y un afán con una cierta necesidad que existe en ese momento en el teatro musical español por asimilar estilos que vienen de fuera, tanto desde Francia a través de la opereta y de la gran revista, como de Estados Unidos.
Todo eso se refleja en un edificio que tiene una fachada muy estrecha y limpia pero qué es muy vertical y que de alguna forma rememora los grandes rascacielos que se están construyendo los años 20 en Nueva York.
Incorpora una sala dentro que es como una especie de enorme y gigantesco lucernario en la parte de arriba que iluminaban los espectadores como si fuera un enorme quirófano que les está operando y que realmente les transforma lo largo de la función.
Quiero decir que hay toda una filosofía constructiva alrededor del edificio y esto es particularmente curioso, no es simplemente un teatro cualquiera dónde se vayan a representar las obras.
Los propios Arquitectos consideran que ir al teatro es un elemento de transformación.
Leer un libro, ver un cuadro, asistir a una exposición por supuesto ir al teatro, sin lugar a dudas, nos cambia. No salimos igual que entramos. Hemos llorado, hemos reído, nos hemos aburrido, nos hemos divertido pero en cualquier caso salimos de una forma distinta y ese teatro, ese COLISEVM que todavía se conserva prácticamente como en el original con una sala de color blanco atractivo ofrece toda esa filosofía alrededor del edificio y que luego además se asocia con una parte muy importante de nuestra propia historia musical que es todo el teatro musical que tiene que ver con los años 20 con los años 30, con la historia de la Zarzuela y con sus muchas transformaciones a través de géneros como la revista, la opereta y sobre todo los grandes espectáculos con enorme visualidad que están muy de moda en esas décadas.
Desde el punto de vista de los materiales, sin lugar a dudas, es uno de los primeros edificios que se construyen en hormigón armado lo cual implica una dureza muy grande pero con otras posibilidades sorprendentes como el hecho de que en la propia sala no existe ningún pilar estructural o pilastra y todas las butacas tienen visibilidad plena desde el escenario. Eso se permite gracias a la construcción de lo que se llama una enorme Viga Puente o Superviga que sostiene todo el anfiteatro.
Detalles de la construcción de los anfiteatros del cinematógrafo. La sobrecarga realizada con sacos de tierra para simular el peso de los espectadores. Siempre que se realizaban estas pruebas, las cargas se comprobaban al doble del peso que debía aguantar, asegurándose así un perfecto sustento de la estructura.
Otras novedades técnicas son también importantes como por ejemplo un foso de orquesta que elevaba a los músicos antes de los intermedios que se colocaba a nivel de patio de butacas de manera que la gente podía escuchar y verlos como animaciones.
Entre los extractos estaba la entrada del espectáculo en el que accedes a la gran sala con una visión permitida de un telar enorme para la época.
Naturalmente, hoy en día, puede parecer un poco ridículo porque el procedimiento escenografico contemporaneo exigen novedades tecnológicas que no había ni mucho menos en el año 1932 por lo que en su época fue muy importante.
Al estilo del “Rockefeller Center” pero en miniatura, tal y como admitió el propio Castro Fernández Shaw; este simulaba una alta cascada de luz que caía sobre la marquesina del cinematógrafo.[...]
Aunque yo creo que la más interesante del edificio está en el planteamiento estético, en la posibilidad de que el Coliseum se construye a partir de un racionalismo muy austero que representa muy bien Casto Fernández-Shaw en sus planos que estudia muy bien lo que es la Arquitectura Rusa de la época y las influencias Neoyorquinas que llegaban a él a través del segundo Arquitecto, Pedro Muguruza, que conocía muy bien la Arquitectura de Sullivan en Estados Unidos. Todo eso se importa y son dos Arquitectos que fusionan mentalidades muy distintas, así como Casto Fernández-Shaw era muy vanguardista Pedro Muguruza planteaba una Arquitectura mucho más tradicionalista.
En ello está muy implicado todo el proceso de restauración de monumentos. Todo eso se conjuga en un edificio muy racionalista con una fachada desnuda y limpia en un proyecto que implica también una globalidad de los propios Arquitectos.
Ellos mismos son los que también deciden que mobiliario y elementos decorativos van a formar parte de ese teatro y de hecho hay cosas muy curiosas como en las propias mesas que se incluyen en el vestíbulo de entrada, lo que sería la cafetería, que pertenecen y están directamente relacionadas con todo el diseño de la Bauhaus que se está produciendo en esos años o se ha producido unos pocos años antes.
En definitiva pequeño pero muy interesante por lo que proyectos de la Gran Vía Madrileña que toca historia de nuestra sociedad. De ese tramo final que se construye antes de la guerra y se concluye en la posguerra contextualizándolo dentro del mundo del espectáculo que es también muy importante y como digo muy referencial en la época y quizá poco poco conocido. Todo el teatro musical de los años 20 y 30 como consecuencia del repertorio qué llamamos de una forma genérica la Zarzuela, hoy en día quizá lo entendemos como un espectáculo de luces de colores con muchísima gente en el escenario y de una enorme visualidad y alegría.
La desgracia de la guerra no solo destruyó a la sociedad sino también a los edificios, que nos hablan constantemente de su vida en esos momentos. El Edificio Coliseum se convirtió en un fortín, en un polvorín, donde estallan dentro diversas bombas produciendo una destrucción importante sobre todo de los elementos decorativos reconstruidos posteriormente pero desde luego lo que marca es una frontera muy clara entre una perspectiva digamos internacional de nuestro país y perspectivas de arte gris-oscura como es el de la posguerra y que luego nos ha costado pues muchísimas décadas y años recuperar y ponernos a nivel internacional como estábamos anteriormente.
l Teatro dio paso a un Edificio de viviendas donde hoy en día se conjuga el papel residencial con el papel público.
Las viviendas del Edificio son estrechas y profunda, con dos ventanas a la calle que miran a la sierra de Madrid al fondo y a la Plaza de España. «Se plantearon pensadas para que los nuevos profesionales pudieran trabajar desde casa».
Concha Piquer ocupó una de ellas, como reza la placa, entre 1933 y 1990.
«Los comerciantes de la Gran Vía solían tener las viviendas encima de sus casas y los médicos las consultas en sus propias viviendas. Así están hechas las casas de la Gran Vía».
En los años 70 hizo la calle en busca de noticias ya que igual que en los años 30 la frecuentaban figuras como Lorca o Buñuel, «en los años 60 y 70 se paseaban los dictadores y exiliados con los bolsillos repletos de dinero, desde Juan Perón a Otto Skorzeny, el nazi que fue en busca de Mussolini».
Así es el Edificio y Teatro Coliseum de Madrid.
Pequeños tesoros que hay que tener en cuenta, vivir con ellos y escucharles pues cuentan muchas historias....
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