El diente de oro, me gusta esta acepción dada por ÁNGEL REAL, en su post sobre una de las particularidades Arquitectónicas que pasan más desapercibidas de la Ciudad de A Coruña.
Por muchos motivos las ciudad es llamada de manera coloquial-turística como la ciudad de cristal.
Término que se hace representativo por las decenas de galerías, a modo de invernaderos constructivos ejecutados con madera y cristal, coincidiendo con una situación geográfica orientada al sur dando la bienvenida a la parte vieja de la ciudad a viajeros y a residentes amantes de las cosas sencillas de una ciudad tan bella como A Coruña.
A Coruña es ciudad de tránsitos, de transiciones y colores sobre un sustrato arenoso donde construir se había hecho difícil pero adaptable. El resto hace de las rocas graníticas el reposo en pendiente de lo que se representa como una ciudad de amabilidad inconmensurable.
Dentro de esa magna confortabilidad hay que mirar hacia arriba, ya que si no nos perderemos múltiples detalles casi insalvables e imperdonables para sus vecinos.
Llegando al final de la Marina en un entorno marinero y administrativo, al lado del Ayuntamiento, nos encontramos el Diente de Oro.
Ahí está desafiante y provocador el edificio que Leoncio Bescansa construye entre las galerías de la Avenida de Montoto en el año 1926. Rompe con la madera y cristal y se eleva cambiando balcones, columnas y arcos en los diferentes pisos. Los habituales paseantes no nos damos cuenta de la singularidad del edificio y su ruptura con el entorno, está asumido. Si nos detenemos en él, yo al menos, vemos su belleza. Aquellos que lo ven por primera vez les sorprende y hacen preguntas del porqué y cómo de éste edificio.
La fachada que da a la Plaza de María Pita está integrada con el estilo neoclásico del resto de edificios.
Las galerías habían empezado a construirse en 1869 hasta 1884. El edificio se construye en el solar que había quedado sin construir después del plan de alineamiento y oferta de los solares con compromiso de construcción.
Las galerías solución popular para protección contra la humedad y el equilibrio térmico llegan a tener gran belleza y en el caso de las de la Marina y Montoto fama en todo el mundo. En su época hubo alguna crítica, siendo en 1875 cuando el arquitecto municipal hace un informe negativo sobre ellas porque perdía belleza el edificio al ser escondido entre madera y cristal.
Leoncio Bescansa (1879-1957) construyó también entre otros edificios: Escuelas Labaca (1912), Torre de los Jesuitas (1916) desaparecida, Teatro Linares Rivas (1919) desaparecido, Banco BBVA en el Cantón Pequeño (1923), colegio Compañía de María (1924), Casa Torres (1925), colegio de los Maristas (1926) desaparecido, Escuelas Parroquiales de Santa Lucía desaparecido.
No dudéis en pasar por delante de él cuando os acerquéis a esta maravillosa ciudad. Su contraste es habitual, normalizado....pero casi imperceptible.
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