La superficie terrestre es la piel de nuestro planeta. Una delgada capa llena de cicatrices y arrugas milenarias, causadas tanto por el hombre como por la propia naturaleza. El suelo es un recurso difícilmente renovable, por eso, cuando lo ponemos en peligro, también estamos amenazando nuestra salud, degradando la calidad de los alimentos, el agua y hasta el aire que respiramos.
La contaminación de los suelos es devastadora para el medio ambiente y tiene consecuencias para todas las formas de vida.
Estudios geotécnicos del terreno, Estudios de impacto ambiental y Análisis de sedimentos en los lagos situados a más de 2.600 metros de altitud permiten reconstruir la contaminación atmosférica durante los últimos 3.000 años, para ver cómo era la contaminación antes del siglo XX, cuando no había ningún tipo de instrumentación para medir los contaminantes que había en el aire.
Los archivos naturales visitados por los sondeos de hielo, de lagos, sondeos marinos, donde se acumula toda esta información.
Para ello se estudia el sedimento, el material que se deposita en el fondo de la zona lacustre donde han quedado registradas la cantidad de metales pesados que había en la atmósfera durante los últimos 3.000 años.
Una de las cosas que sorprenden de todos estos estudios es lo que no nos cuentan en las escuelas, en los institutos, en las Universidades.
En el contexto temporal cuando más cantidad de plomo se depositó fue en la época romana, que fue incluso superior a los niveles de plomo que tenemos hoy en día en la atmósfera.
En un primer momento, los romanos se resistieron a la conquista de la península ibérica porque sabían que se iban a enfrentar a unos pobladores muy duros, pero lo consiguieron, se quedaron 600 años, que no está nada mal.
Nos trajeron su lengua, su cultura, sus leyes, sus avances en infraestructuras, y por supuesto una desconocida contaminación por plomo que podría haber llegado a ser superior a la actual.
¿Os lo imagináis?
El plomo se lleva explotando muchos miles de años, así como otros metales, y, de hecho, los primeros indicios de contaminación atmosférica que tenemos en la península datan de hace 5.000 años.
Pero fueron los romanos los que realmente explotaron este metal a una escala mucho mayor, para urbanizar, para construir cañerías, vajillas, etcétera. Y tenemos que tener en cuenta que la península ibérica fue la zona minera por excelencia del Imperio Romano.
Hay estimaciones de que en las minas del sur de la península ibérica se han extraído más de 10.000 toneladas de plomo en época romana, lo que supone un 40% de la producción mundial que se extrajo en nuestro país, en las minas de Río Tinto, las de Cartagena, Azarrón, Enhaim... No tenían un pelo de tontos estos romanos, ya sabían a lo que venían.
De hecho, tal era la magnitud de la contaminación que se ha quedado registrada incluso en los hielos de Groenlandia. Y, evidentemente, estos procesos metalúrgicos llevó a que la población estuviera expuesta a estos metales, el plomo o también el mercurio. Hace 2.000 años no había plásticos en el mar, ni coches emitiendo CO2, pero lo que sí que había era una gran contaminación atmosférica por metales pesados.
Sí, y hay que recordar que esta exposición crónica a estos metales puede aumentar la prevalencia de enfermedades.
Y ahora me pregunto:
¿Por qué en los lagos?
Porque la calidad de sus aguas mantiene una cantidad mínima de materia orgánica que hace que se preserven mejor los contaminantes en el sedimento.
En el registro sedimentario, que conforma el material que se ha ido depositando en el fondo de los lagos, se preservan los últimos 14.600 años de nuestra historia. Ahí podemos ver cómo ha evolucionado el clima, la vegetación, las actividades humanas, incendios, la actividad volcánica o, en este caso, la contaminación atmosférica.
Metafóricamente, es como un libro del pasado donde toda esta información está escrita en diferentes idiomas. Y nosotros lo que tenemos que hacer es traducirlo a esos idiomas, haciendo diferentes análisis en el sedimento y así aprender a leer este libro, que es como un diario de nuestra historia.
Las conclusiones son claras y altamente interesantes para todos los sectores.
Los principales causantes de la contaminación del suelo son los plásticos que se arrojan sin control, los vertidos de depuradoras, la aplicación de plagicidas, las sustancias radiactivas provenientes de ensayos nucleares (aunque las autoridades Europeas lo tengan como una energía renovable), bueno, e incluso la deposición de metales pesados como es este caso.
El suelo con sus mecanismos de defensa, puede actuar como una barrera, protegerse, con un poder, una capacidad depuradora extraordinaria, pero todo tiene un límite.
El suelo tiene un gran poder de amortiguación, ya que ejerce funciones
de filtración, descomposición, neutralización e inactivación de los contaminantes.
Aunque, un suelo empieza a estar contaminado cuando ha superado esa capacidad de amortiguación, se ha saturado, y como consecuencia pasa de actuar como sistema protector a ser un problema para el agua, la atmósfera y para los organismos.
Y al mismo tiempo, se modifican los equilibrios biogeoquímicos y aparecen cantidades anómalas de determinados componentes que originan modificaciones importantes en las propiedades físicas, químicas o biológicas del suelo.
Todo ello debajo de nuestros pies y pasando desapercibido para un gran porcentaje de la sociedad, porque esto no se expone, se explica, se informa, se forma.
Más allá del impacto en el medio ambiente, que ya es la contaminación, también tiene un elevado coste económico.
Hay un gran impacto económico, de hecho, no solamente la contaminación,
sino también la pérdida del suelo.
Esto es un factor único y urgente dados el estado de nuestros bosques expuestos a incendios y por ende a capacidad destructiva y erosionadora clara.
Además debemos comentar la capacidad de la Industria de la Construcción que no ha cesado por múltiples motivos hasta hace unos 10 años que todo explotó.
Ahora comienza a andar pero no cesa la equivocación de la dirección o sentido de su ejecución.
Vemos que no se quiere poner el objetivo en las rehabilitaciones de los edificios y casas ya construídas y algunas vacías y compradas por fondos buitres para especular...todo ello a espaldas de la Naturaleza.
El último informe del IPCC documenta que estamos hablando de miles de millones de euros.
Existen diversas fases de polución a lo largo de la historia, con altos contenidos de metales como el plomo, el cobre, el mercurio. Esto queda registrado en los sedimentos de lagos, ríos y mares.
Tres son los principales contaminantes a nivel global: el cadmio, el plomo y el mercurio. El plomo ya hemos visto que durante la época romana alcanzó unos niveles sorprendentes, pero el mercurio también vimos que se ha triplicado durante los últimos 600 años.
Y esto es consecuencia y, fundamentalmente, lo atribuimos a la actividad minera de las minas de Almadén y las minas de oro.
De las minas de Almadén ha salido la mayor parte de la producción mundial de Mercurio.
Situadas en la provincia de Ciudad Real, son de hecho patrimonio de la humanidad.
El 30% del mercurio que se ha explotado a nivel global se ha sacado de ahí y se estima que se han emitido cada año 10 toneladas de mercurio al aire, que eso es lo que se desconoce.
Y tenemos que tener en cuenta que se lleva explotando durante 2.500 años, con lo cual podemos echar cuenta de la contaminación que ha conllevado la explotación de este recurso.
Lo curioso es que cuando contaminamos el suelo, la contaminación no se queda ahí, sino que se desplaza.
Es un verdadero problema. No se queda en una contaminación a nivel local, sino que afecta a buena parte del continente europeo y de hecho, como ya he señalado, se llegó a reflejar en los cielos de Groenlandia.
El mercurio registrado se ha triplicado durante los últimos 500 años debido precisamente a la actividad de la mina de Almadén.
Es espectacular, a mi modo de ver, como un ecosistema de alta montaña ha podido llegar a estar tan contaminado y desde hace tanto tiempo.
¿Qué le hacemos al suelo para perjudicarlo con nuestras actividades?
Hay procesos físicos, químicos, procesos biológicos y también está la problemática de la pérdida de suelo, la erosión de suelo, que está incrementándose de manera exponencial.
Se continúan los estudios.
Esta posibilidad de acceder al archivo natural nos proporciona un montón de información para entender cómo ha variado el clima, cómo han variado los eventos extremos y las inundaciones durante los últimos cientos y miles de años. Así como poder poner un poco de equilibrio a la entropía que genera el ser humano. Actual, antiguo....el ser humano.
Mirar hacia nuestro pasado, nos podrá servir para comprender un poco el presente y poder actuar ante una mejora del futuro que nos espera.
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